miércoles, 28 de abril de 2010

Oración de la noche (Juan Domingo Argüelles)

Otra vez para ella, la que sabe por qué

I
Ella, la más salaz,
sangra en la luna,
y sabe del honor de merecer
la gracia de los d


 

ioses
y el castigo
          de ser mujer.

II
Ella, la más salaz,
bebe esta gracia
y goza el paraíso del infierno:
entre las llamas arde,
                    se consume,
y es esta condición,
                    desesperada,
la que nos une.

III
La limpia seducción
es una enfermedad,
y tú lo sabes.

La más limpia inclusive
es la más visceral,
y tú lo sabes...

IV
Ardemos hasta el punto
de la consumición,
y cuando ya el dolor
destruyó nuestros cuerpos,
ahí donde creemos
que ya no hay nada,
como un virus fatal
brota el deseo.

V
En la luz
del dolor
arde
una llama.

VI
Que el fuego del amor
por siempre nos devore.

Que el fuego del amor
nos ilumine
          y nos condene.

VII
En la noche, tu nombre,
una flor encarnada,
abre su resplandor,
enardecido:
el cuarto se ilumina
y su fulgor
ciega mi entendimiento
y su sentido.

VIII
No sirven las palabras,
no funcionan
para decir aquello que sentimos.

¡Qué pésimo lenguaje, tartamudo!
(El de la poesía, incluso.)

La única elocuencia:
La de tu lengua.

IX
El paso hacia el amor
es sobre brasas,
y andas en llamas
y nada duele más:
El paso del amor
es sobre llamas.

X
Al igual que la carne,
yo era débil:
no opuse voluntad
a la pasión.

XI
Ella, la más salaz,
arde en las llamas 
del deseo,
sin importar
su voluntad.

XII
¡Qué terrible destino el del instinto!
¡Qué terrible destino
en las frágiles ansias
del muy civilizado!
¡Qué delirante paradoja!
¡Y pensar que el hambriento
tan sólo piensa en devorar!

XIII
Mentira:
El centro de la dicha
no era miel;

no era miel sobre hojuelas:
ni siquiera era miel...

El centro de la dicha
era fuego y ardor;
ardor sin fin y llagas,
y el corazón te duele...
si tienes corazón...

El centro de la dicha
lo palpas dulcemente
pero su nombre es Brasa;
su signo, Intensidad.

XIV
Tu corazón está donde tu boca
lame, gusta, deshiela.

Lo demás no ha existido:
es tan sólo un pretexto
de la canción.

XV
Lo sabes, lo sabemos,
y a veces lo podemos balbucir:
la herida que te duele
y por la cual respiras
es una condición para vivir.

XVI
En tu corazón, guárdame,
en tu deseo más salaz,
y no hagas caso a las promesas.
El que promete, 
nada da.
Todo lo que se cumple,
se da sin más.

XVII
No hay que confiarse
a la felicidad, 
pues la felicidad
es un relámpago
en medio de la espesa oscuridad.

XVIII
Cuando la más salaz
se recuesta en mi pecho,
queda una quemadura
como recuerdo.

XIX
Arde el amor,
escuece, quema,
como un chorro de alcohol
en la herida profunda
que no cierra.

XX
Ella, la más salaz,
habita el más ardiente firmamento,
el que con tinta negra aquí trazó
la mano oscura del deseo.

El otro cielo,
ella lo llena con su luz,
ella lo baña con su fuego.

que la tristeza no se note

                               
cada minuto sin ella es un abismo
cada instante lejos esta empañado de negrura 
puedo enumerar todos sus encantos 
cada uno de los encantamientos que me atan a su piel
pero no puedo acercarme.

Mi vida sin ella es pesada y cruel,
con ella lacerante
cada beso ameritó un castigo,
no quiero tener que hacer acopio de...
fuerzas, recuerdos, secretos, colores
sabores, olores, dolores y llantos 
en cada beso.

Que la tristeza no se note 
que la vida no se lleve su encanto
que el espejo no muestre los ojos hinchados
que del rostro emane una sonrisa sincera
quisiera poder ofrecer realidades 
pero solo hay sueños
quisiera que los silencios fuesen cómplices 
y no verdugos.

ella es el conjunto de mis ideales
un poco mezclada con mis convicciones
pero alejada y despojada de mis realidades
la quiero así
lejana e ilusa

pero ante todo que no se note 


(Carolina Nieto)

Tu sonrisa




                           (Luis María Murillo Sarmiento)
Hay una sonrisa 
en que la belleza se quedó atrapada, 
hay una sonrisa que me trae la dicha 
que siempre he soñado. 
Hay una sonrisa de rojo encendido 
que es pasión y amor... 
es fuego en los labios. 
Hay una sonrisa tan suave, 
tan tierna 
que tiene en esencia 
el encanto de niña. 
Hay una sonrisa 
que guarda en los labios 
la expresión más dulce... 
toda venturanza. 
Hay una sonrisa tan iluminada 
que mi ser deslumbra, 
es una sonrisa que con su ternura 
devuelve a la vida toda la esperanza. 
Hay una sonrisa que mi amor revive, 
por la que mis sueños parecen reales. 
Hay una sonrisa en que se dibuja 
toda la hermosura del género humano. 
Hay una sonrisa que vive en mi alma 
que el dolor aleja en horas amargas. 

Hay una sonrisa por la que yo vivo, 
hay una sonrisa que yo quiero tanto, 
hay una sonrisa... 
por la que yo aguardo.

viernes, 23 de abril de 2010

La ausencia de un ángel

 René Chacón Linares


En la cumbre de mis ansiedades
Se va tejiendo un volcán de orugas.

Las telarañas inquietas
Se mecen en tu ausencia.
Y tu corazón de alas,
Ignora cuándo vendrás.

La soledad es un batir ardiente,
Que se arrastra en las madrugadas,
Manchando una alfombra
De lívidos pensamientos.